Archidona

RUTA PR – A – 157: HOZ ARROYO MARÍN SENDERO HOMOLOGADO POR LA FAM (FEDERACIÓN ANDALUZA DE MONTAÑISMO)
Tipo de sendero: lineal
Longitud: 13.800 metros
Tiempo estimado: 4 a 5 horas
Dificultad: Media
Época recomendada: primavera, otoño e invierno.
Archidona es depositaria de espacios naturales de un valor superlativo, tanto por la riqueza de su flora y fauna como por su extensión y estado de conservación. De todos ellos, La Hoz del arroyo Marín, afluente del río Guadalhorce, es el exponente máximo de la excelencia natural que disfrutan los habitantes de y visitantes de la Sierra Norte.
La Hoz de Arroyo Marín (PR-A-157) cuenta con un total de 662,5 has, y está catalogado por la Diputación Provincial de Málaga como Paraje Sobresaliente. Es un santuario natural formado por bosques autóctonos de pinos carrascos, un bosque en galería que cobija al arroyo, nacimientos de agua y cavidades; todo ello en un paraje dispuesto caprichosamente en forma de media luna.
El arroyo Marín, el más importante afluente del Guadalhorce en el sector norte de la provincia de Málaga, ofrece a su paso por el municipio de Archidona uno de los modelados más espectaculares en cuanto a paisaje fluvial se refiere.
La vegetación de sauces, olmos, álamos y fresnos custodia el arroyo durante gran parte de su curso y presta sombra al sendero. En otros tramos, los cortados rocosos, sobre todo los de la orilla izquierda, se funden con las limpias aguas del Marín creando sobaqueras donde la fauna acuática halla refugio. Las laderas de solana, a la derecha bajando, están más despobladas de vegetación que las de umbría, donde el pinar es más denso.
Disfrutar de este remanso de paz, de luces y sonidos acuosos es una experiencia gratificante en cualquier época del año.
El nombre del valle ha variado del primitivo topónimo del Ciervo al de Pilatos (antiguo cortijo) y luego Marín, éste último derivado de un molino. Si bien el más antiguo de los nombres de la hoz hace referencia a los ciervos que serían abundantes en otra época, el nombre actual procede del de un molino harinero, hoy totalmente desaparecido, que se ubicó cerca del cauce para aprovechar la fuerza motriz del agua.
Solo hace falta alejarse un poco de Archidona y acceder a la hoz del arroyo Marín para darse cuenta de la importancia que tan angosto paraje juega como refugio de la vegetación primitiva del territorio. Además de las importantes masas de pinos carrascos y el sotobosque asociado al mismo, las encinas poco a poco van ganando espacio.
Descripción:
Podemos realizar la ruta de dos maneras, con vehículo o a pie desde el centro del pueblo.
En vehículo, desde Archidona por la A 7202 dirección Villanueva del Trabuco pasaremos un pequeño puente en el que se abre a nuestra derecha un carril que atraviesa la cantera y que sigue el cauce del río por su margen izquierdo.
Si queremos realizarla a pie desde el pueblo, la ruta comienza en el Polideportivo municipal cogiendo el carril que asciende justo detrás del Restaurante Doña Gracia y que nos adentrará en el paraje de las Lagunillas, entre pequeñas lomas y depresiones cerradas cubiertas de olivar, en donde habrá que superar varios repechos, los cuales no supondrán gran dificultad. Tras unos 2 Km., a nuestra izquierda nos adentraremos en una vereda que va cresteando justo por encima de la Hoz de Marín, una vez que hemos llegado al punto más alto la vereda se divide y nos desviaremos a nuestra derecha, llegando a un mirador natural donde disfrutaremos de las magníficas vistas de este paraje.
Al finalizar esta vereda salimos a un camino, el cual, tras pocos metros abandonaremos de nuevo para comenzar a descender la vereda del embudo, la cual es corta, pero con una importante pendiente y por la que nos adentramos ya en el paraje la Hoz de Marín, atravesando una de sus laderas cubiertas por un pinar autóctono de pino carrasco.
Una vez que hemos llegado al fondo de la garganta continuamos por un camino pasando junto al Cortijo de Pilatos, actualmente en ruinas y justo antes de llegar a un puente que cruza el arroyo, nos desviaremos a nuestra izquierda para adentrándonos de nuevo en otra vereda que asciende suavemente junto al Arroyo Marín, a la sombra del bosque de ribera que se desarrolla junto a sus orillas.